La presión no siempre es mala. A veces, un poco de estrés puede ayudarnos a trabajar un poco más duro y a hacerlo mejor de lo que esperábamos. Pero a veces, puede parecer abrumador, como si nos arrastrara al fondo. Y para los niños que compiten en deportes, si el enfoque siempre es ganar, esa presión puede dañar la salud mental de un niño.
Cinco maneras de ayudar a un niño a lidiar con la presión
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Tener una conversación. No nos cansamos de repetirlo; usted tiene que hablar regularmente con los niños sobre lo que piensan y sienten. Esto le ayudará a ver cómo manejan la presión y qué piensan acerca de las competencias. Descargue nuestros temas de conversación para comenzar.
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Practique la conciencia emocional y la regulación. ¿Ha visto atletas olímpicos con auriculares colocados justo antes de entrar en la piscina o dejar su marca en la pista? Hable con su joven atleta sobre lo que puede hacer para controlar la presión que siente, desde ejercicios de respiración hasta escuchar su canción favorita. Estos materiales de empoderamiento emocional pueden ayudar a que todas las edades sean más conscientes de sus sentimientos.
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Aliente otros pasatiempos e intereses. Si descubre que la vida de un niño se está enfocando exclusivamente en un deporte o actividad competitiva, ayúdelo a encontrar otros clubes o grupos en los que pueda participar. Tomar descansos mentales de su deporte principal los ayudará a desarrollar capacidad de recuperación. Aliéntelos a practicar actividades de cuidado personal, como la atención plena (mindfulness) para aliviar el estrés.
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Tenga cuidado con la forma en que dice las cosas. Cuando un entrenador o padre grita: “¡No te rindas!” puede enviar el mensaje de que si no tiene éxito, no se está esforzando lo suficiente o hay algo malo en usted. No queremos que los atletas jóvenes se esfuercen tanto que se lesionen o acaben aborreciendo su deporte. En cambio, aliente con afirmaciones como “Haz lo mejor posible” o “Creemos en ti.”
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Elogie el esfuerzo y las habilidades de aprendizaje, incluso después de perder una jugada. Haga que sea un hábito felicitar al equipo ya sea que gane o pierda. Intente pensar en algo en lo que cada miembro del equipo mejoró o en lo que se esforzó mucho. Esto es especialmente importante después de que un juego o competencia no salió bien. Debido a que los niños siempre están creciendo y aprendiendo, un perder en un juego hoy puede ser un motivador poderoso.
Ahora está listo para hablar directamente con ese niño en su vida y descubrir sus pensamientos. Descargue nuestros temas de conversación para ayudar. Los entrenadores, padres y cuidadores tienen un papel que desempeñar en alentar a los atletas jóvenes a cuidar su salud física y mental. Porque la salud mental es salud.